Esa noche, Mr. Nice Suite llamó a Elvis Infante para realizar un trabajo muy especial. Así que, montados en su Chevy 74 rojo metálico se dirigen a algún motel de mala muerte del East Side de Los Ángeles, donde se encontrarían con la Curlys y el Tecate. Pero en esa habitación no se realizará un intercambio de drogas, tampoco se interrogará a algún mafioso o policía, no, en ese pequeño y apestoso cuarto de hotel capturarán a un demonio. Y es que, Elvis Infante se gana la vida como Diablero, capturando todo tipo de demonios, caribús, querubines, ángeles caídos y demás seres sobrenaturales. El trabajo no fue sencillo, y el demonio capturado llevará al experimentado Diablero a recordar su historia, desde que aprendió el oficio en la cárcel, hasta sus tiempos en la milicia, capturando demonios en Afganistán.
Debemos entender algo, cabo Infante, este mundo ya no es el mismo que creó Dios. Ya no necesitamos ni ángeles, ni demonios. Son piezas de decoración obsoletas.
¿Te suena conocido el personaje de Elvis Infante y su oficio de Diablero? Si respondiste que sí, es porque seguramente vista la serie Diableros de Netflix, protagonizada por Horacio García Rojas, Christopher von Uckermann, Giselle Kuri y Fátima Molina. Y es que, la serie está basada en los personajes de F.G. Haghenbeck y su libro El Diablo Me Obligó; aunque claro, la serie únicamente se basa en el universo de esta novela, y en algunos de sus personajes, pero la historia es completamente diferente, por lo que, si viste la serie no tendrás ningún spoiler de la historia.
El Diablo se introduce en las personas inocentes para tentar a los de su alrededor, no al poseído. Lo hace para destruir nuestra fe.
Dejando a un lado al tío Netflix y sus series, cabe mencionar que, el libro de Haghenbeck es una novela muy entretenida; y es que, desde los primeros párrafos te introduce en un mundo clandestino, en el que demonios, ángeles, querubines y caribús hacen de las suyas, poseyendo a quien se deje. Además, te introduce en la sangrienta Karibumaquia, las violentas peleas de seres sobrenaturales (esto sí pasa en Netflix, pero en el libro no es tan importante como en la serie).
Buscó una señal de Dios o del Demonio. A fin de cuentas, los dos eran parte de la misma empresa.
Por otro lado, cabe mencionar que la narrativa de F.G. Haghenbeck, en El Diablo Me Obligó, está llena de humor y suspenso; además, es bastante fluida, por lo que te invita a continuar leyendo hasta saber cómo es que, el gran Elvis Infante llega a esa vieja habitación de motel, y cuál es su relación con Mr. Nice Suite, Curlys y el Tecate. Todo, mientras te interna en una historia crítica y obscura, muy al estilo Alan Moore, pero con toda la violencia y el humor de Quentin Tarantino, lo que da como resultado un universo único dentro de la literatura mexicana.
Pensaba en lo que le había dicho a la detectiva: estaba seguro de que si existía un Dios no lo mandaría al infierno, pues éste era la vida real. Con cada respiración pagaba un segundo más de su condena.
El Diablo me Obligó es un libro diferente, una opción ideal para leer si te gustan los comics, los misterios y las películas obscuras (quizá splatters o películas B); es un libro divertido, que te invita a adentrarte en un universo único, en el que la lucha entre ángeles y demonios va mucho más allá de un simple análisis entre el bien y el mal. Sin duda, una gran opción para disfrutar unas horas adentrándote en la vida del diablero Elvis Infante y olvidarte de todo lo que se encuentra a tu alrededor.
Pero así como los arcángeles son la élite, también hay demonios VIP. Son seres pensantes. Se parecen a nosotros, poseen nuestras debilidades. Envidiosos, astutos y mentirosos, as fuck.