Todo mundo sabe sobre el Accidente de Chernóbil . Sabemos que, el 26 de abril de 1986, la central nuclear Vladimír Ilich Lenin, ubicada al norte de Ucrania (territorio que pertenecía a la antigua Unión Soviética), sufrió un sobrecalentamiento del reactor nuclear, provocando una explosión y un fuerte incendio. Que durante el accidente se expulsó una gran cantidad de materiales radioactivos (dióxido de uranio, carburo de boro, óxido de europio, erbio, aleaciones de circonio y grafito) que contaminaron todas las ciudades aledañas al reactor, como Prípiat y Chernóbil, acabando con un sinfín de vidas, y obligando a toda la población a migrar a otra ciudad.
Qué es lo que recuerdo… Durante los primeros días después del accidente, desaparecieron de las bibliotecas los libros sobre las radiaciones, sobre Hiroshima y Nagasaki, hasta los que trataban de los rayos X. Corrió el rumor de que había sido una orden de arriba, para que no cundiera el pánico. Hasta contaban una broma así: si Chernóbil hubiera saltado por los aires en tierras de los papás, todo el mundo se hubiera dado un gran susto, menos los propios papás. Ni una sola recomendación médica, ninguna información.
Yevgueni Aleksándrovich Brovkin, profesor de la Universidad Estatal de Gómel
Una catástrofe que, a pesar de que sus efectos siguen afectando el medio ambiente, después de 34 años, se ha convertido en un recuerdo lejano, del que prácticamente nos hemos olvidado. Tomando esto en cuenta, la escritora bielorrusa, Svetlana Alexievich, se dedicó a entrevistar a las y los testigos del desastre de Chernóbil, buscando rehumanizar el accidente, y demostrar la negligencia del gobierno soviético ante el mismo. Entrevistas que recopiló en el libro Voces de Chernóbil.
Han pasado diez años… Chernóbil ya se ha convertido en metáfora, en símbolo. En historia incluso. Se han escrito decenas de libros, se han filmado miles de metros de cintas de video. Nos parece que de Chernóbil lo sabemos todo: los hechos, las cifras. ¿Qué se podría añadir a esto? Por lo además, es tan natural que la gente quiera olvidar Chernóbil , convenciéndose de que todo ha quedado atrás…
Svetlana Alexievich
En Voces de Chernóbil, la Premio Nobel de Literatura 2015, da voz a las personas e historias de todas las personas que fueron afectadas por el accidente. De esta forma, presenta los testimonios de bomberos, liquidadores, políticos, físicos, psicólogos, residentes en la zona afectada, y también a familiares de las personas. El resultado es una desgarradora recopilación de relatos, en los que se muestra la manera en la que el gobierno trató de minimizar y ocultar la catástrofe, provocando que no se pudiera contener de manera correcta, y el cómo es que cambió la vida de todas las personas que estuvieron cerca del incidente.
Ningún médico sabía que yo duermo con él en la cámara hiperbárica… No se les ocurría… Me dejaban pasar las enfermeras. Al principio también me querían convencer: ¡Eres joven! ¿Cómo se te ocurre? ¡Si esto ya no es un hombre, es un reactor! ¡Os quemaréis los dos! Y yo corría tras ellas como un perrito … Me quedaba horas enteras ante la puerta. Les rogaba, les imploraba…
Liudmila Ignatenko, esposa del bombero fallecido Vasili Ignatenko
Para poder conocer el lado humano del accidente, Svetlana Alexievich realizó más de quinientas entrevistas, mismas en las que permitía que todos los protagonistas se desenvolvieran libremente, mencionando los temas que más los habían afectado; de esta forma, las historias plasmadas en Voces de Chernóbil van, desde los colores del cielo en la noche del accidente, hasta la muerte de los seres queridos, pasando por la discriminación que vivieron los sobrevivientes en otras ciudades, y la necesidad de volver al hogar, entre muchos otros temas. Entrevistas redactadas a manera de monólogo, lo que permite conocer las emociones de sus protagonistas, y adentrarte en el lado humano del incidente que cambió al mundo. Además, la autora organiza todas las historias por ejes temáticos, lo que lleva al lector a adentrarse más y más en todas las historias que surgieron a raíz del incidente.
Desde los primeros días sentimos sobre nuestra piel que éramos de Chernóbil, personas de otro mundo. El autobús en que nos evacuaron se detuvo durante la noche en una aldea. La gente dormía en el suelo en la escuela, en el club. No había dónde meterse. Y una mujer nos invitó a ir a su casa. ìVengan, que les haré una cama! Pobre niño. Y otra mujer, que se encontraba a su lado, la apartaba de nosotros: ¿Te has vuelto loca? ¡Están contaminados!
Nadezhda Petrovna Vygóvskaya, evacuada de la ciudad de Prípiat
Voces de Chernóbil es un libro desgarrador. Uno de esos libros que te llevan de la mano y te adentran en el lado más obscuro del Ser Humano, llevándote a conocer las desagradables acciones que puede llegar a tomar, con tal de mantener en alto un ideal, o una imagen política. Pero no sólo te lleva a conocer lo malo de la humanidad, también te lleva a conocer esos detalles que brindan alegrías, las añoranzas y esperanzas de cada persona. Un texto que lleva al lector a disfrutar de un vivém de emociones, sacándole una que otra lágrima, y una que otra sonrisa. Por todo eso y más, Voces de Chernóbil es un libro que vale mucho la pena leer.
Mi hija me dijo no hace mucho: “Mamá, si doy a luz a un niño deforme, lo querré igualmente”. ¿Se imagina algo así? Estudia en la décima clase y ya tiene estas ideas. Como sus amigas… Todas piensan en eso…
Nadezhda Afan·sievna Burakova habitante del poblado urbano Jóiniki